viernes, agosto 03, 2007

Exahustivo análisis de la falta de inspiración



Y de repente, así, sin avisar, la historia decidió dejar de escribirse. La primera persona perdió el sentido y la tercera, perdió el rastro de la segunda, originando, a causa de ello, un irreconciliable amalgama de desencuentros. Una gritaba yo yo, la otra tu tu y la última, a duras penas, imitaba los berridos de la primera mientras a fin de de esbozarla de nuevo, tocaba el culo a la segunda, que a su vez, modulaba el tono al mismo volumen del yo yo- aunque siempre un par de milímetros por debajo.
Diagnóstico de problemas:
-El principio se hizo un nudo y eso fue el final.
-La segunda persona tiene demasiados rostros como para identificarla, una y otra vez, capítulo tras capítulo, línea tras línea. Juega al despiste con la primera persona, que disfruta ensimismado de los fuegos artificiales.
-Si bien a un yo, le sigue un tu, en este caso, yo se niega a encasillarse con tu, dando rodeos y rodeos y rodeos. Recientemente, unos testigos le vieron conduciendo su carricoche a las afueras de una panadería. Se rumorea que el le acompañaba: eran como una sola persona según dijeron dos ancianos que degustaban horchata en el momento de los hechos.
Consecuencias: Si se deshace el nudo no hay conclusión y si no hay conclusión, no hay planteamiento, sino hay planteamiento, yo, tu y el se van a freír churros, si se van a freír churros, les subirá el colesterol. Hartos de ser esclavos de hábiles laberintos lingüísticos, reclaman constatar por sí mismos sin morir ahogados en una sopa de letras. Inconveniente: padecen una falta de iniciativa solo subsanable a través de laberintos lingüísticos.
Resolución: En próximas entradas.