miércoles, agosto 02, 2006

RECUERDO...(UNDÉCIMA PARTE)


El rastro de la sangre se desvanece al son de la espera. Ahora es una cicatriz sin puntos ni comas. Ni la voz surgida del recuerdo es capaz de abir de nuevo la herida.Porque sus tonos no son dulces como antes, se han convertido en gemidos entrecortados rellenos de mediocridad. Una vez se enmohece la memoria es sencillo jugar a moldearla. El acto de recordar sólo es deseable cuando la masa puede cambiar de forma. Por eso sin equivocarme, afirmo que algo marchita cada vez que abre la boca. El viento caduca y el agua se oxida. El aire penetra en cada palabra condenado al exilio su significado; todo un globo de vacío semántico. Con un poco de colonía puede encandilar a cualquier mequetrefe.
El tiempo persigue a las ideas y las ideas persiguen a las imágenes. De repente todo explota; las imágenes se convierten en ideas y las ideas en tiempo. La sangre pasa a engrosar un afluente verdusco de recuerdos ocres y desmaquillados. Aguas sagradas bajo las que algún día bucearé hasta diñarla. Cuando la memoria se convierta en muerte puede que vuelva a pedir cuentas. Hasta entonces, seré capaz de besar los labios del recuerdo sin envenenarme. Luego ya se vera, ya se vera...

(Imagen: Paul Klee "Villa R")

1 comentario:

PALOMA dijo...

Cuando no tenemos enfrente el objeto del recuerdo, es cuando más duele. Cuando no podemos abrazar a las personas del recuerdo, es cuando más se siente. Se siente miserable...por no poder tocar, ni oir, compartir. Pero a la vez damos gracias al mundo por haber disfrutado esos momentos.