jueves, junio 29, 2006

ESTO NO ES UNA METÁFORA DE LA VIDA (lo juro)


Subo escalones, quizás demasiados de una sóla zancada. Pero eso a penas importa, necesito llegar al final. Mis piernas gimen con la violencia de un trueno; mis ojos aprenden a pasearse de izquierda a derecha sin ser acariciados por las minusculas partículas de vida que integra el viento. Los escalones son cada vez más altos y mis piernas a duras penas pueden abarcarlos. Me rodean palabras, grandiosas palabras, que suelo calificar de ingenuas, entrometidas, que suelo repudiar en base a criterios tan personales como incomprensibles.
Sospecho que una vez alcanzado el torreón no hayaré allí respuesta alguna, sospecho que una vista panorámica excluye el contacto directo con la realidad. Pero ahí me dirigo, ebrio de ambición y sediento de fracaso. Si tan sólo algo se interpusiese... Una zancadilla eyaculada por algún rencoroso, o un derrumbamiento ejecutado por un ser superior en el que afortunadamente nunca podré dejar de creer- o de enmendar, al final todo es lo mismo-. Una inyección de nihilismo junto a un frasco en el que aparezca escrito en letras gigantes ANTÍDOTO-¿que importa que lo sea o no? lo importante es que lo parezca-.
Quiero que alguien tense la cuerda que me une al vacio- allí donde empecé-, quiero que de nuevo la mierda huela a mierda y no a arte. Quiero resbalar para desandar lo andado, quiero andar lo desandado. Si al menos quisiera intentarlo...

(Imagen: Marcel Duchamp "Desnudo bajando la escalera")

lunes, junio 26, 2006

EL COLOR DE TU MEMORIA


Caminando de lado a lado sin encontrar rastro alguno de Lara. Todo una incógnita. Examino en cada una de mis camisas, vacio hasta el último cajon de mi dormitorio, vuelco armarios y quemo colchones... nada.
Su olor permanece incrustado en las paredes, sus ojos admiran mi falta de pudor a la hora de maldecir su nombre. Pero no encuentro su cuerpo. Quizás esté escondido tras algún rincon oscuro que mi único ojo no alcanza a ver. Me resulta imposible no guiarme por las pistas falsas que va dejando en los rincones. ¿Por que precisamente es ahora cuando te necesito? ¿Acaso no es aquello que no tengo lo único que da sentido a mi vida?
Oigo su respiración entrecortada mientras duermo. Soy capaz incluso de apreciar su aliento acaricieando mi tímpano; rasgando el disfraz de cordura en que me envuelvo durante las noches de tormenta. A pocos centímetro de la almohada descansa ese trecho de su memoria que teñí de mi. Pero ahora ahora sólo quiero encontrar su cuerpo. Con el tiempo he descubierto que mi color le sienta bien.

(Imagen: Oskar Kokoscha"La novia del viento")

domingo, junio 25, 2006

EL PECULIAR NACIMIENTO DE SOFIA


En cierto hospital de Merz se combate duramente desde hace varios años la contaminación acústica. Siguiendo las teorías de un tal Chinasky, el director del hospital afirma que el sonido que emite la vocina de los coches es un elemento nocivo para la evolución de los pacientes. Según una ley promulgada un 13 de frebrero se restrinjía a los conductores el uso del claxon salvo en caso de necesidad inequívoca.
Se especificaron los casos que entraban en la categoría de "necesidad inequívoca" a través de un reglamento. Claro que dicha clasificación se fundamentaba en criterios más abstractos que concretos convirtiendose en un imposible práctico. Pero el aparato burocrático, imponiendo su versión un tanto cuadriculada de una realidad en blanco y negro y ya, sacó adelante el proyecto.
Cierta mañana apareció en su coche una mujer con un puñal clavado en el omóplato. Medio agonizante, no pudo evitar usar el claxon al cruzarse frente a ella dos jóvenes a los que casi atropeya. Una vez fuera de peligro y tras reconocer que el cuchillo clavado era fruto de un intento de suicidio frustrado, el ayuntamieno la impuso una multa al no estar registrado su caso como "necesidad inequívoca" a la hora de tocar la vocina.
Tras este suceso, que quedó recogido en varios medios de comunicación de cierto pedigrí, se añadió un nuevo reglamento en el que también se registraba el suicidio como "necesidad inequívoca". En los jornadas que siguieron a la promulgación de la norma, una media de 5 pacientes al día llegaban al hospital afirmando ser víctima (o verdugo) de un suicidio frustrado. Claro que una vez examinado cada caso resultaba ser que la mayoría de ellos "no eran más que" meras urgencias- para todos los gustos: quemaduras, cortes, rasgaduras anales,...- cuyos damnificados habían tenido preferencia a la hora de aparcar sobre el resto de conductores.
Ante este problema, un nuevo reglamento impidió a todo conductor usar su claxon en el hospital. De esta manera, ningún enfermo tendría privilegio alguno a la hora de aparcar su automovil. Justo al día siguiente ocurrió algo inédito. Por primera vez en la historia de Merz una niña nació en el garaje de un hospital. Su nombre era Sofia y pesaba 2 kilos y medio.

domingo, junio 18, 2006

ES HORA DE DECIR ADIÓS



Mueve tu figura. Deslizala despacio sobre la superficie del tablero. No tengas miedo de ver como mengua su forma. Es ese su destino. Y cada segundo es sólo una efímera prolongación de su juguetona existencia. Arrastra ahora a través de aquel panal de color miel y ébano la ingenuidad de un puber y el olor de un otoño; lágrimas de una lluvia que sufre porque nadie le ofrece un pañuelo.
Deslizala, haz que se desprenda de la niebla de melancolía que la une al vacio. Que la soledad no tiña de negro su amarga victoria. Que no cieguen sus ojos ante el último amanecer que nace en la más lejana de las losas. Aquella que la separa de la muerte.
Trata de impedir que tan cercana a su ocaso, madure en ella el fruto del recuerdo. La sangre de otros días ya no puede ahogar sus pasos. El sonido del trueno no anuncia esta vez tormenta. Demasiado tarde para mirar atras. Sujétala y susurra a su oido: es hora de decir adiós.

viernes, junio 16, 2006

DICIENDO POCO CON MENOS AUN


Poca diferencia encuentra entre describir el vuelo de un pájaro y escribir su intermitente trayectoria sobre el folio azulado que que dibuja desdibujando el horizonte. Horizontalemente, como una hoja en blanco arrugada que ilumina cada una de las sombras que recorren cierto planeta desierto, desconsolado, diferenciado.
Escribe acerca de la punta de un baobab que agita con sus ramas la sustancia invisible de la que está hecha el vacio.Vaciando el dibujo blanquecido de su sombreado horizontal desdibujado por el vuelo de un pájaro. Y ¿vuelta a empezar?
Reencuentra el folio azulado una vez se recorre el baobab y se descubre que sólo el vacio se diferencia de la intermitente sombra que dibujan sus ramas en el desierto. Arruga el horizonte con la descripción de su vuelo.

viernes, junio 09, 2006

CONCURSO DE LITERATURA OLOROSA


En Merz lo único que llama la atención de los libros es la fragancia que desprenden. No es siempre igual, y dentro de una misma obra se pueden percibir oleres distintos- si bien la obra ha de ser considerablemente larga. Marquemos como mínimo "Crimen y castigo"-.
Las páginas aletean lentamente, siempre hacia adelante- ellas tampoco tienen prisa por llegar al final-. De entre hoja y hoja emerge una fragancia que mezcla el olor añejo de la sabiduria con un toque de renovadora ingenuidad. Aparece siempre estimulado por el aire- al que tiene el placer de visitar apenas una o dos veces por día- y por unos ojos de ágiles prolongaciones pentadáctiles.
No es casualidad que el formato habitual de los libros parezca preparado para acomodar una nariz . Forma parte de una indisimulada fórmula mediante la cual el lector se compromete descifrar el código que esconde la obra a cambio de poder percibir como unas pocas palabras huelen aun mejor de como suenan.
En Merz hacen concursos anuales de literatura olorosa. Este año la obra ganadora ha sido "Memorias de ultratumba" de Chateaubriand- resolución no exenta de polémica al considerar los otros candidatos que sus mil páginas juegan mucho a su favor-. Cuando llega un extranjero- algo que por cierto no ocurre con frecuencia- suele tardar día y medio en proponer la creación de un concurso literario en el sentido estricto- o más bien clásico- de la palabra. Entonces se oye la voz de un niño: "los olores son siempre distintos, las historias siempre son las mismas".

martes, junio 06, 2006

TIC TAC


Espero malgastando un tiempo que el reloj se empeña en reclamar. Mi pierna se mueve al compás del tic tac. Dominada, sodomizada por una manecilla de ritmo implacable y frio acero. Una delgada vara se acerca a mi pescuezo. Puedo acariciar el metal con mi nuez aun a riesgo de oxidarlo. Apenas tengo tiempo para compadecer su fria soledad cuando veo que pasa de largo. Sólo entonces encuentro fuerzas para susurrar a su oido palabras de amor desesperado, escondido, engañado.
Una varilla más, una varilla menos. El silencio, con su siempre coordinada sonoridad, ha inundado la estación . Tumbado en el anden contemplo un nuevo adios rajado por una cuchilla de indiferencia, empastado con pinturas ocres, olisqueado por narices entrometidas y desdibujadas. Enseño la palma de mi mano al vacio esperando contestación. Un tic tac avisa de la llegada de un nuevo tren, lástima que entre suma y suma no me enseñasen como se hace una maleta.