miércoles, septiembre 10, 2008


Cuando se sienta es como si, súbitamente, las alarmas se despertasen y su cuerpo no fuera suyo sino un triste esbozo, como lastimero, de algún otro cuerpo deseoso de hallar una pausa entre tejido y tejido, entre la parte superior de su ventrículo derecho y el centro mudo e infranqueable de su alma. Y así la observaba, emergiendo con pudor o sumergiéndose temerosa en algo que apenas intuían sus piernas de plastilina azul, su nuca, desnuda y avergonzada, insultantemente teñida de mis miradas. Porque ella no sospecha, o eso creo yo, la impecable maniobra de escapismo que realiza cuando distribuye por el césped, poco a poco, gotitas de lo que ella no es pero querría ser, y logra, con mímesis perfecta, provocar en mí el deseo, la necesidad de ser otro, o de ser todos a la vez -en ocasiones no hayo la diferencia-, pero de ser siempre a su lado. Luego me mira, y sonríe, y me pregunta que es lo que me pasa. Sonrío y digo lo único que puede decirse en ese momento: nada, no me pasa nada.

6 comentarios:

Alejandro Marcos Ortega dijo...

Muy buena descripción, un esbozo muy bonito de una escena.

Anónimo dijo...

yuhu! es genial!
brutal..tremendo..me encanta
y la ilustración?

jorgeimer dijo...

Ilustradores sigo buscando...

Anónimo dijo...

el corazón a veces nos despierta a gritos,
y una se vuelve sorda de ternura

Anónimo dijo...

preciosa descripcion de un cúmulo de sentimientos!

Anónimo dijo...

Estás en mi ropa, en mi movil, en mi ombligo, en mi pared, en mi horario, en mis fotos, en mis recuerdos y en mis proyectos. Estás en mí.