viernes, noviembre 28, 2008

Los cuentos de Priscila

Todos los chicos la recordaban porque siempre contaba cuentos. Se dice que dos de ellos, que se conocieron por casualidad en una fiesta, comenzaron a rememorar sus experiencias sentimentales hasta, tras una beoda y amplia conversación, llegaron a la conclusión de que ambos habían salido con ella. Y fue a través de esa anécdota de los relatos gracias a la cual evocaron, al unísono, los rasgos de Priscila. Guapa, sí, pero de una belleza inquietante, ausente. Como si fueran ella por un lado, y la casi perfección de su rostro por otro, complementándose sin llegar a ser uno. En el momento más inesperado, enunciaba ese “te imaginas si…” que era siempre el preludio e otra de sus historias, de tal modo que al recordarla con el tiempo, era casi imposible separar, o tan siquiera distinguir, la suma de experiencias reales por ella relatadas, de esos cuentos en los que su entusiasmo, por lo general bastante amainado, enardecía al son de brillantes palabras recitadas casi de memoria. Cuando se la preguntaba de donde provenían aquellos relatos, ella guardaba silencio. Mencionaba vagamente una antigua relación, no como el origen de todos sus cuentos, sino como el génesis de su capacidad creativa. Y aquello solía inspirar celos a sus parejas, pues era durante sus momentos de éxtasis cuando la figura de Priscila se desprendía de ese aire de impenetrabilidad. Como si sólo fuera accesible en aquellos instantes en los que, ellos sospechaban, el recuerdo del otro se escurría por su lengua en forma de palabras. Cuando terminaba, sus ojos se mantenían fijos en los de su interlocutor durante unos segundos. Quizás esperando respuesta, quizás tratando de encerrar en su silencio miles de palabras a las que no podía ya dar salida, o tal vez intentaba recordar, sencillamente, si aquel relato era en realidad suyo. Después se rodeaba de nuevo de su infranqueable belleza. Y callaba.

3 comentarios:

Alejandro Marcos Ortega dijo...

Quizás, en realidad, el único que había salido con la verdadera Priscila era aquel primero que le había dado su capacidad narrativa y solo a través de él y sus recuerdos podían salir con ella.

Anónimo dijo...

quizás es lo que está escrito... cada cual tiene su lectura.

Bardem

Anónimo dijo...

Sus palabras escondían ese anhelo...

lemontree