COMERCIO (IN)JUSTO

Apareció recientemente en el diario el país un artículo en el que un famoso periodista mencionaba lo fácil que resulta a los países del llamado primer mundo extender cheques- en muchos casos sólo préstamos- a los paises del llamado tercer mundo pero las reticencias que ponen a la hora de apoyarles en el progreso en su economía interna.

Quedó demostrado en Honk Kong, donde la cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC), supuso un varapalo muy duro contra las expectativas que tenían los países menos desarrollados en ella.

Antes de enumerar los resultados de la cumbre, conviene explicar la situación general del comercio en el mundo: Los países del primer mundo subvencionan a sus agricultores, artesanos,... con cantidades desorbitantes(por ejemplo, las subvenciones de los Estados Unidos a sus algodoneros triplican el presupuesto total de ayuda a África). ésto hace que los productos que se elaboran en el tercer mundo no puedan competir ni siquiera en sus propios países con los que se producen en el extranjero. Los grandes países venden sus materiales a precios inferiores a los costes arruinando así a los trabajadores del sector primario- que son cerca de 2 tercios de la población- de los países pobres.

Por otro lado están los aranceles. Un producto extranjero tiene en el tercer mundo un arancel diez veces menor que el que tiene un producto de los países pobres en el extranjero. Por ello, las exportaciones son muy limitadas y poco lucrativas, más teniendo en cuenta que cerca del 40% de ellas sirven para pagar la deuda externa que gracias a sus créditos cada año es mayor y mayor- entre 1980 a 2000, América latina pagó 4´4 millones de millones de dólares para ver crecer su deuda externa de 1 a 2´5 millones de millones de dólares-.

Vistos estos datos, eran muchas las esperanzas puestas en Honk Kong. Pero lo único que se ha logrado es que Estados Unidos acepte eliminar los subsidios a la exportación del algodón que sólo son un 10% del total y que Europa se comprometa en 2013 a cancelar todos los subsidios a sus exportaciones que sólo significan un 3´5% del gasto absoluto.

No vamos a mencionar ahora datos sobre la pobreza en el mundo ni sobre las personas que mueren cada segundo a causa del hambre. Nos movemos en el terreno del comercio justo e injusto.Los países ricos se niegan a sentarse en la mesa con los países pobres. Se limitan a darles las sobras. Y pedir su devolución con intereses.