domingo, abril 23, 2006

GRANDIOSOS SONIDOS BAJO REJAS


Como buen juez de de sonidos-desesperadamente melómano e imperfeccionista y cuidadoso por igual-, procura escuchar atentamente y analizar a posteriori cual de los solicitantes posee las credenciales apropiadas para ocupar el pequeño espacio virgen de fluído azul olor inspiración. No puede presumir de ser el más ecuánime de los juces pero sin duda sí uno de los más lúcidos. (des)Adornan la estantería varias semi-esculturas con placas doradas harto antiestetéticas para corroborarlo, o más bien, certificarlo.
La selección-eliminando las connotaciones darwinianas del término-, es un proceso natural en su tarea. Muchas veces resulta complicado desprenderse de la incomprensible nostalgia que despiertan los sonidos que fueron concebidos para susurrar más allá del concepto que los recubre. La desoladora imagen de estos virtuosos de la sonoridad encerrados a su libre albedrío en estrechas jaulas adornadas con margaritas es perturbadora. Por eso, cuando muy de vez en cuando, uno de ellos sacrifica inmortalidad por inmanencia, suele ejecutar una melodía tan soberbia que acaricia aire y alma al unísono.
La encomiable labor de nuestro ilustre e ilustrado recopilador de sonidos se ve empañada por los continuos desaires de aquellos dueños de la memoria selectiva, inalcanzables dosificadores de inspiración. Las placas certificadoras hacen menos llevadera aquella interminable batalla contra estos sonidos grandiosos que involuntariamente y en secreto sueñan con salir un día de su oxidada jaula de ampulosidad.

(pongo la foto de un precioso poema-ojala pudiese ser mio, pero no lo es- aun a riesgo de que ensombrezca de pleno mi texto)

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