domingo, marzo 05, 2006

TUNEZ 5. La no visita al desierto.


No quiero que me lo cuentes. Aun no. No es momento de desatar la venda. Si, si, se que es posible que no pueda verlo, pero aun así no quiero que me lo cuentes.Se que lo estás deseando, que pagarías por hacerlo, pero no permitiré que tus palabras emborronen mis recuerdos. En mi memoria están tatuadas todas aquellas letras que un niño escribió sobre la arena. En mis zapatillas aun quedan minusculos granos de miel en polvo. Mi cuerpo descendía en posición fetal desde lo alto de un montículo en cuya cima los rayos del sol hacían su aparición tímidamente, de modo parecido a como la luna se esconde en el cielo durante el día o a como unas pequeñas hojas se camuflan con el tallo bajo los pétalos de una rosa.
Admiraba la manta color cielo que se extendía hasta donde mis ojos llegaban a ver. También a su hermana gemela, cuya terrenalidad había hecho que adquiriese un tono amarillento. Quieren converger, quieren tocarse... Al no lograrlo, se amparan en su aparente infinitud. Como dos vidas que transcurren por caminos paralelos sin llegar nunca a rozar sus manos.

2 comentarios:

gErT dijo...

Esto debería explicárnoslo el gran Limón...

Yo te lo contaré cuando si vaya este mes de abril (si nadie me lo roba)

Anónimo dijo...

Qué momentos, eh!? Jorge?
Nunca lo olvidaré... no hacía falta ir al Desierto, pues creo que yo nunca lo he abandonado (además me dejé medio intestino ahí! JAJAJA)

Mereció la pena coger el Galaxy.. llegar a EL JEM.. fue lo mejor..

POr cierto, ahora que se puede escribir.. GRACIAS POR PONERME EN TU BLOG!