jueves, marzo 23, 2006

RESISTENCIA LETRADA


No tenia talento. A veces le costaba asumir aquella irremediable pérdida que sin embargo nunca había poseido. Las palabras ya no dibujaban melodías. Ni siquiera fue capaz de componer un último grito que certificase su defunción.La muerte que tuvo fue lenta y silenciosa. Surcada por las desafinantes notas de un olvido que primero fue ajeno y más tarde, propio.
Nadie notó que de sus ojos ya no se desprendían palabras. Que sus manos no escondían el deseo de ser oidas. Si frustrante es para un creador olvidar su arte peor resulta contemplar como aquel arte se olvidó de su creador.
Quizás algún día aprendiese a componer a través de los oídos. Pero de momento tan sólo era capaz de entender aquello que su mano trazó un día sobre el papel y que el tiempo se encargó de ensuciar. Era su guarida, el último resquicio de la resistencia letrada. Era la última ley que le concedía el derecho a existir.

1 comentario:

PALOMA dijo...

Es increíble que Beethoven compusiera la 9º sinfonía estando sordo. Pero ese era su arte. Ni su arte se olvidó de él, ni él se olvidó de su arte.